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jueves, 29 de marzo de 2012

REFLEXIONES (1)


Tras oír y ver en los medios, en la calle e incluso en las tribunas de ciertos gobiernos autonómicos, las opiniones que al respecto de la Educación Primaria y los periodos vacacionales se están tratando, se me ocurre una pequeña reflexión.

¿Dónde empieza y dónde termina la responsabilidad de un Estado (o Comunidad Autónoma) en cuanto a la educación de sus miembros? O dicho de otra manera ¿Dónde empieza y termina la responsabilidad de los padres o familias en la educación de sus hijos?

Bien sea por comodidad, por falsa percepción de seguridad o inseguridad, por no estar o sentirse preparados o por pura dejadez, cada vez más, se responsabiliza exclusivamente de dicha educación a los centros educativos y por ende a lo profesionales de la educación. Pero con un pequeño matiz: Si mi niño es muy listo y saca muy buenas notas es porque se esfuerza mucho, le ayudamos en casa (o le hemos apuntado a clases particulares), y tiene a quien salir. Y si es mal estudiante y suspende todo, los maestros no saben hacer su trabajo, son unos vagos, tienen muchas vacaciones, cobran mucho y ¡todos los meses!

No olvidemos que el primer núcleo educativo es el núcleo familiar, y la educación la llevamos a cabo todos y a todas horas, desde: hablar correctamente, esperar turno de palabra, ayudar en casa, recoger las heces de los perros, cruzar la calle correctamente, saber defender nuestra opinión, leer con corrección, saber trabajar en equipo, utilizar con criterio Internet, saber calcular o resolver un problema….

Todos somos ejemplo para nuestros menores.

Todos somos educadores y educandos.

Esta sensación que flota en el ambiente, claro está, no se puede generalizar (¿o si?).

Todo esto me lleva a pensar que debido a los cambios laborales, sociales y a las presiones justificadas o no que se están dando en la actualidad, haya sectores que se planteen convertir la educación primaria (de 6 a 12 años) en una educación con carácter asistencial, que tristemente es en lo que se está convirtiendo o a algunos les gustaría que fuera.

Convertir las escuelas en guarderías desembocaría en una mayor depreciación (si es posible) de la labor docente, disminuir la calidad educativa y en una absoluta dejación por parte de las familias en su labor primordial que no es otra que la de educar a sus hijos.

Por todo ello, aquellas preguntas del principio. Porque realmente, ¿sabemos todos (comunidad educativa) cuales son nuestros derechos y nuestras obligaciones?, ¿conocemos los limites de nuestra responsabilidad?

Cuando se señala tan descaradamente con el dedo a este sector, ¿no se esconderá cierta frustración por no cumplir con el deber que a uno se le supone en cuanto a su condición de maestro, padre, madre, abuelo, periodista, alcalde o legislador?

Ahora os toca reflexionar a vosotros!!!!

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